Dr. Eugenio Fizzotti
Entre las figuras más significativas del siglo XX, la de Víktor E. Frankl es indudablemente una de las más extraordinarias.
Nació y vivió en Viena de 1905 a 1997. Marcó un avance decisivo en la psiquiatría y la psicoterapia dando vida a una nueva orientación llamada Logoterapia, basada en la investigación del sentido (logos) de la vida. A diferencia de Freud, fundador del psicoanálisis para el que “en el momento en que uno se pregunta sobre el sentido y el valor de la vida, está enfermo, ya que son cosas que no existen en sentido objetivo”,
Nació y vivió en Viena de 1905 a 1997. Marcó un avance decisivo en la psiquiatría y la psicoterapia dando vida a una nueva orientación llamada Logoterapia, basada en la investigación del sentido (logos) de la vida. A diferencia de Freud, fundador del psicoanálisis para el que “en el momento en que uno se pregunta sobre el sentido y el valor de la vida, está enfermo, ya que son cosas que no existen en sentido objetivo”,
Frankl subraya que el hombre tiene el derecho, además del deber, de preguntarse el “por qué” de su existencia y de buscarlo con todas sus fuerzas, sabiendo enfrentar aun las situaciones más desgraciadas de la vida. Los tres años transcurridos en cuatro campos de concentración nazi le permitieron afirmar con profunda convicción que la motivación central del actuar humano no es el logro del placer y ni siquiera conseguir el éxito o la supremacía, sino el descubrimiento y la realización del basto campo de posibilidades que se ofrecen continuamente y que representan un desafío y una tarea.
Con corte de divulgación, y método de síntesis, este texto nos ofrece un panorama satisfactorio del humanismo frankleano que constituye un oasis teórico-práctico en los desiertos de hoy en la búsqueda de los valores fundamentales de una sociedad de paz, de solidaridad y de ecología. La frustración existencial o el sentido de inutilidad de los dinamismos de fondo, provoca, de hecho, un vacío en la profundidad del ser en el que prosperan el aburrimiento, la apatía, la búsqueda de la ebriedad y de las sensaciones fuertes, la fuga en el alcohol y la droga, el miedo al silencio y al tiempo libre, la búsqueda del sexo por el sexo.
El autor no propone búsquedas baratas, sino que indica líneas de apelación a la responsabilidad que se revelan tonificantes para la reapropiación de los valore de creación, de experiencia y de actitud.
El texto es como un bellísimo florero que contiene lo mejor de lo mejor del jardín. Es como una composición artística del florista, perfumado para la lectura y útil como guía de la propia vida.
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